UNA VUELTA POR CUZCO

 

UNA VUELTA POR CUZCO

Antes de llegar a Cuzco, llevaba una idea preconcebida sobre esta ciudad. Creía que era grande e impersonal, no se de donde saqué esto! Qué equivocada estaba! Primeramente, me encontré con una falta de oxigeno que me provocó constantes dolores de cabeza que ni el mate de coca ni el ibuprofeno conseguían calmar. Esto me ocurrió por torera! Cuando llegas a lugares como este, hay que descansar como mínimo dos horas para adaptarte a la altitud, comer suave y no tomar alcohol. Nosotros hicimos todo lo contrario, soltamos los trastos y salimos disparados con una excursión programada a patearnos la ciudad. A continuación, yo, que casi nunca como carne, no pude resistirme a los placeres de la famosa cocina peruana, y encima tuve el atrevimiento de regarlo todo con una buena cerveza cuzqueña. Por favor, no sigáis mi ejemplo!

Lo siguiente que me encontré, fue una de las ciudades más bellas y pintorescas que he visto! Cuzco es conocida como el ombligo del mundo en lengua quechua y fue la capital de unos de los imperios más importantes de la antigüedad, el imperio Inca.

Me han encantado sus  callecitas de piedra, adornadas con trémulos balcones de colores azules, el colorido de las polleras (faldas) de las mujeres quechuas. Me hacen gracia los carteles constantes de prohibido orinar en las paredes y alucino con la cantidad de perros que vagabundean sin orden ni concierto. Me ha subyugado la trepidante vida de la Plaza de Armas, plagada de curiosos turistas llegados de todo el mundo. He descubierto un despensa inmensa de remedios naturales, de los cuales ya os hablaré en otra ocasión. Pero sobre todas las cosas, me he topado con uno de los patrimonios más importantes de Latinoamérica!

Es de visita obligada, la Catedral de Cuzco de estilo barroco-plateresco, el Coricancha -antiguo templo del sol-, la iglesia de la Compañía de Jesús que compite en belleza con la catedral, y una joya del barroco que es el templo de la Merced, que me ha dejado enamorada y del cual os dejo alguna foto. Hay infinidad de museos y sitios que visitar. Si vais, yo os aconsejo que compréis una especie de paquete turístico que cuesta unos 40 dolares y que os permite visitar casi todos los sitios arqueológicos y museos, de esta manera os evitaréis hacer colas interminables y llevaréis un guía que os explicará todo. Sin él prácticamente no os enteraréis de nada!

Fuera ya de la ciudad, he conocido fortalezas incas como la de Saqsaywaman tallada con rocas gigantescas y perfectamente ensambladas. Me ha sobrecogido enormemente el sitio arqueológico de Ollantaytambo, sus terrazas agrícolas se deslizan sobre montañas sagradas y valles de alfombras verdes. Aquí sí puedo decir que, realmente, he sentido como se palpaba la energía. Tengo la sensación de haber entrado en una fuente de recarga espiritual. Ninguna de mis preguntas obtiene respuesta: ¿qué clase de raza tan inteligente puede construir todo esto sin apenas medios para ello? ¿qué clase de personas podían tener un  conocimiento de las matemáticas y de la astrología tan preciso? Simplemente es un misterio!

Puedo decir que hay un antes y un después de este viaje. De aquí me llevo la inspiración y la energía que desprenden estos lugares mágicos. He pensado en muchas cosas, he pensado en las personas que me rodean y en mi forma de vida, he abandonado viejas ideas y razonamientos anticuados. Y es que, a veces, no somos conscientes de que estamos sometidos a la tiranía de ciertos pensamientos. Esta es la energía de la tierra. Esta es la energía de la Pachamama!

Carmen